Cuidado con lo que financias: la deuda que parece comodidad y termina siendo un peso

Hoy en día es fácil caer en la trampa de la financiación “cómoda”. Te ofrecen pagar en cuotas ese celular de alta gama, ese sofá de lujo o el último televisor inteligente, y suena tentador: “solo” $120.000 al mes. Pero lo que parece accesible puede convertirse en una carga financiera que te aleja de tus verdaderas metas.

Financiar bienes de consumo que no generan valor a largo plazo —y que incluso se deprecian rápidamente— es una de las decisiones más riesgosas para tus finanzas personales. Un celular que hoy cuesta $3.500.000 financiado puede terminar costando más de $4.800.000 con intereses, y probablemente en dos años ya no funcione como el primer día.

El problema no es la deuda en sí, sino la deuda innecesaria. Usar el crédito debería ser una herramienta para apalancar proyectos productivos, estudios, vivienda o activos que aumenten tu patrimonio, no para satisfacer deseos inmediatos.

Cuidado con lo que financias: la deuda que parece comodidad y termina siendo un peso

Muchas veces, estas compras están motivadas más por la presión social o el impulso emocional que por una necesidad real. Y al financiarlas, estás comprometiendo tus ingresos futuros sin obtener un beneficio proporcional.

Antes de financiar, pregúntate:

  1. ¿Realmente lo necesito?
  2. ¿Podría ahorrar y comprarlo después?
  3. ¿Genera valor o solo es un gasto?

Cuidado con lo que financias: la deuda que parece comodidad y termina siendo un peso

La comodidad no debe ser el disfraz de la deuda. Comprar hoy sin pensar en mañana es fácil; lo difícil, y valioso, es elegir con conciencia.