Los bonos basura, también conocidos como “junk bonds, son instrumentos financieros de deuda de baja calidad crediticia, de grado no-inversión, o de carácter especulativo.
En otras palabras, los bonos basura son productos emitidos por entidades poco conocidas o de escasa recomendación y que implican un elevado riesgo (en comparación con el resto de los bonos), ya sea o bien por su exposición a la suspensión de pagos o bien a la volatilidad del mercado.
En compensación a este mayor riesgo, ofrecen un tipo de interés más elevado y en ocasiones muy por encima de la media del mercado, lo cual ha llevado a más de uno al fracaso, y a otros (relativamente pocos en un universo de millones de individuos) al éxito
El nivel de riesgo de estos bonos basura es valorado por las agencias de calificación o rating, quienes se encargan de subir o bajar la nota. Precisamente, este tipo de bono suele tener las peores valoraciones debido al nivel de riesgo que lleva implícito.
¿Quién dice si se trata de un bono basura?
Son tres las agencias más relevantes que dan cuenta de estas clasificaciones:
- Standard & Poor’s
- Moody’s
- Fitch.
Sus notas varían entre letras mayúsculas, minúsculas y números. De hecho, si bien sus aportaciones tienen una denominación particular por agencia, la norma general refleja las mejores calificaciones con la letra “A” y las peores, con la “B”. En este sentido, los bonos basura suelen denominarse con la valoración BB+
Los bonos chatarra tienen clasificaciones de BB o menor bajo el sistema de Standard and Poor’s o Ba o menos bajo Moody’s. Los inversionistas pueden estar interesados en estos bonos cuando se espera que la institución que los emite experimente una mejoría en su situación financiera por lo que estos bonos se utilizan en muchas ocasiones con propósitos de especulación.
La semana que terminó el precio del dólar llegó nuevamente a sus niveles máximos del año, tras alcanzar un promedio diario de $3.831,37, lo que representó un aumento de $14,72 frente a la Tasa Representativa del Mercado (TRM).
El peso colombiano ha descontado todo el revuelo y la protesta social. Las condiciones no son buenas, por lo que aún no se observa una tranquilidad en los mercados. Los inversionistas continúan preocupados, algo que se venía demostrando con las ventas masivas en el mercado de bonos del tesoro colombiano, TES.
Distintos analistas apuntan a que esta situación de malestar social e inestabilidad provocan escenarios de incertidumbre que tienen directa incidencia en los pronósticos económicos y en la confianza de los inversores.
Estos bonos ya se transan como ‘basura’, llamados así para referirse a los títulos de países que no tienen grado de inversión, pese a que Colombia aún lo conserva. Un bono ‘basura’ es determinado como tal por una calificación crediticia que esté por debajo de la barrera BBB (Baa en el caso de Moody’s).
El mercado de bonos de este tipo suele contar con inversionistas especializados, como fondos de inversión, seguros y gestores de patrimonio, que buscan un mayor rendimiento a cambio de asumir un mayor riesgo.
Colombia está pasando de ser una de las operaciones favoritas de Latinoamérica a la moneda de los mercados emergentes con peor desempeño.
Si no se aprueba una reforma fiscal, el banco central puede necesitar subir las tasas de interés a medida que se vende todo lo colombiano. Se está poniendo feo rápidamente y el peso colombiano aún podría ser vulnerable a más presiones.
La situación de malestar social e inestabilidad provocan escenarios de incertidumbre que tienen directa incidencia en los pronósticos económicos y en la confianza de los inversores.